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NO TE OLVIDES DE JORGE JULIO LÓPEZ ~~~~ ¿TE ACORDÁS DE LOURDES DI NATALE?NO TE OLVIDES DE LA IV FLOTA, LAS BASES MILITARES EN COLOMBIA, EL GOLPE EN HONDURAS

Carta Abierta 5. Restauración conservadora o profundización del cambio

El espacio de intelectuales, artistas y creadores Carta Abierta elaboró un nuevo documento, centrado en el avance de "una derecha agromediática" en el contexto del escenario electoral nacional y de la intensa crisis global. La presentación se hará mañana, a las 13, en la Librería Foro Gandhi. Aquí, el texto completo.
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Recorre la Argentina la fanfarria de una restauración conservadora, expresión de una derecha vieja y nueva. Con arrebatos cambiantes, a veces con estridencia, muchas veces en la penumbra, nerviosamente se preparan. Van de reunión en reunión, en una coreografía que se hace y rehace bajo la bitácora de semanales gacetilleros del gran desquite. Ventrílocuos, pronostican el próximo viraje. El fin de la pesadilla. No llegan a ser aún la Santa Alianza. Pero a falta de un Metternich, pululan políticos de diversas historias y procedencias, estilos comunicacionales aparentemente objetivos y representantes de economías facciosas que apuestan a recrear un Estado sin capacidad de pensar el conjunto de la Nación, cuando es necesario transformarlo en el sentido contrario, sacudiéndose sus modos neoliberales y su debilidad institucional. Los restauradores exudan el deseo de recuperar los fastos de la Argentina del primer centenario, aquella en la que la mitología agroganadera representaba los fundamentos de la Nación. Sus narrativas del presente se inspiran en las injusticias y desigualdades del pasado.

Ellos realizan sus rápidos cálculos de reposición del viejo orden. Alegan pureza institucional, pero se han abstenido de hacer gala de ella cada vez que les tocó actuar en tareas de responsabilidad. Esgrimen que se han superado los límites tolerables en materia de seguridad, pero en vez de pensar los abismos sociales que sólo se remedian con políticas democráticas y con el desafío aún pendiente de una nueva distribución del ingreso, expanden un miedo difuso preparando futuras agencias y formas regresivas de control poblacional. Vigilar y castigar parecen ser sus recursos privilegiados, el núcleo primero y último de la brutal simplificación de la anomia que subyace a una sociedad desquiciada por la implantación, desde los años de la dictadura videlista, de un proyecto de país fundado en la exclusión, la marginalidad y la miseria creciente de aquellos mismos que acabarán convertidos en carne de prisión o de gatillo fácil.


Si es el caso, no vacilan en aceptar pigmentos de "izquierda" para presentar un proyecto que pertenece a las fantasías recónditas de una nueva derecha mundial. Desenfadados, anuncian que todo lo que harán no será contradictorio con la asunción de "la política de derechos humanos". El neoconservadorismo argentino ha aprendido a no ser literal como sus ancestros. Puede ser también, si lo apuran, un "progresismo de derecha", imbuido de los miles de fragmentos sueltos que vagan por los lenguajes políticos. Todo vale. Pueden tomar las premisas de una lengua que hace poco pertenecía a los movimientos sociales de transformación. O pueden sonreír por lo bajo, pues alguien sustituyéndolos reclamará magnas puniciones y pronunciará el supremo veredicto: "pena de muerte". Será la forma sublimada de indicar el rumbo de la reingeniería de una "sociedad turbada", una Argentina que reclamaría la pastoral de la seguridad, que en vez de considerarse un grave problema que debe convocar imaginativas soluciones económicas, democráticas, laborales y pedagógicas, es visto como una peste medieval que exige periódicos exorcismos de punitivas sacerdotisas y ávidos prelados.


Junto a la complicidad con quienes exigen un cadalso público como forma de una nueva razón disciplinadora, los mundos políticos de la restauración conservadora extienden bruscamente ante sí el descuartizado mapa de las ideologías argentinas. Unos buscando "patas peronistas", otros "patas liberales" y otros "patas radicales" para lo que creen que son sus baches a ser rellenados con cuadrillas políticas nocturnas de urgencia. Confunden política con pavimentación. Se entrecruzan en el complaciente intercambio de figuritas sobre el vacío que se atribuyen a sí mismos. Comienzan por reconocerse carentes, vivir en el socavón de su propia escasez. No sorprende que la decadencia de las grandes ideas de cambio social haya traído aparejada la decadencia del lenguaje político. Las viejas corrientes políticas, que supieron ser corrientes de ideas, son ahora partes de un pensamiento rápido, aleatorio, que se arrastra por el piso como un mueble que desgastó sus soportes. La nueva derecha, forjada en los lenguajes massmediáticos, carece de escrúpulos a la hora de arrojar por la borda ideas y principios o de adherirse a los restos tumefactos de tradiciones antagónicas; lo único que le importa es conquistar, por la vía de la simplificación y el vaciamiento ideológico, a una ciudadanía apresada en las matrices heredadas de los '90 menemistas. Pretenden organizar las filas del individualismo atemorizado pero si triunfan no gobernarán como estrategas de la concordia social sino como artífices de una implacable revancha represiva.


Los representantes de la restauración han memorizado así archisabidos preceptos, míseras cartillas para refundar el Orden Conservador, pero se sienten vivados por los abstractos públicos presentados como momentánea platea popular sustituta. Saben que actúan en medio de poblaciones estremecidas por los diversos planos de una crisis civilizatoria de la que dicen no tiene conclusión visible, pero la suelen ver como parte de un oscuro deseo de que esa crisis llegue pronto a la Argentina como "gran electora catastrófica". La crisis mundial sería la prestidigitadora de una devastación. Desarticularía previsiones, refutaría políticas públicas y esparciría desempleo, inestabilidad o pánico. Y les daría votos. La conciencia invisible del conservador se mueve en todos los rubros de la lengua movilizadora, pues sabe que hay un público difuso extendido en todo el país que lo escucha y que proviene de muchos legados políticos destrozados. Se parte del anhelo de que la crisis venga ya. Que irrumpa por fin esa crisis mundial y derrote a los esfuerzos que se hacen por conjurarla, a veces buenos, otras improvisados sobre el vértigo que la crisis impone, no siempre efectivos.


En el inconsciente colectivo de la restauración se halla emplazado el pensamiento de que la "llegada visible de la crisis" equivaldría a una admonición mesiánica que se encargaría de derrotar a los frágiles gobiernos a martillazos del Dow Jones y drásticos patrullajes del Nasdaq. Ninguna conciencia parecen tener de que esas catástrofes en el centro del mundo se han llevado consigo los paradigmas sobre los que construyeron sus capitales políticointelectuales. Más que paradigmas, son sofismas que no cesan de repetir a despecho de las evidencias. Eluden dar cuenta de la gravedad mundial de la crisis para menoscabar las medidas que atenúan sus ondas expansivas más duras. No se atreven a reconocer que la demora y cierta "suavidad" relativa de la crisis en Argentina se vincula con las políticas gubernamentales de moderada desconexión de las lógicas financieras del capitalismo contemporáneo. Los restauradores repiten sus axiomas ya fallidos y no trepidan en solicitar el fin de la desconexión: volver al seno del FMI es ya una consigna de batalla.


Los líderes del "partido del orden", mientras aguardan el auxilio de la crisis, no pueden atravesar ciertos dilemas de parroquia: ¿qué representación política dará finalmente el nuevo bloque agrario que trae la sorprendente fusión en las consignas de los agronegocios de los sectores que antaño se diferenciaban por distintos tipos de actividad agropecuaria? Una nueva soldadura material y simbólica ha ocurrido frente a las nuevas características tecnológicas y empresariales de la explotación de la tierra sobre el trasfondo de ganancias inesperadas. Se trata de un bloque "enlazado" que, bajo un débil manto de republicanismo, se propone la cruzada restauradora y para hacerlo declara vetustos los desvencijados partidos remanentes, exige una derechización social y pone en crisis también a las tradicionales representaciones del sector.


Los restauradores anuncian que están frente a una impostura histórica pero llaman impostura a novedades introducidas por un juego democrático que sin duda es desprolijo pero vital; anuncian que están frente a manifestaciones de locura y tilinguería, pero no se privan de reclutar en sus filas a toda clase de comediantes que postulan el regreso a una normalidad administrada desde antiguos retablos ajustistas. Anuncian también que están frente a un gobierno errático, peligrosamente estatista –si son liberales–, e insensible a lo social –si asumen aires ocasionales de izquierda–. La impostura de la que acusan al Gobierno atraviesa de lado a lado su lenguaje, en especial cuando recurren a antiguas y venerables simbologías populares en nombre de intereses antagónicos de esas tradiciones.


Este tema es necesario recorrerlo claramente. El Gobierno se halla en medio de una tormenta social y política –local e internacional– acerca de la cual, tanto como no se puede aceptar que la haya provocado en lo que tiene de incierta, tampoco es posible dejar de ver en sus medidas más atrevidas el origen de las hirientes esquirlas que recibe como respuesta y debe afrontar. Estas medidas ya se conocen, y van desde los primeros gestos en relación a fuertes reparaciones simbólicas que desataron nudos asfixiantes de la historia hasta el pasaje de las existencias de las AFJP al patrimonio público bajo administración estatal o el profundo y necesario proyecto de ley de medios audiovisuales, sin dejar en un segundo plano la recuperación de una perspectiva latinoamericana que abandonó el paradigma de las "relaciones carnales" para encontrarse con irredentas pertenencias histórico-culturales. Con sus diferencias y particularidades, los procesos boliviano, venezolano, brasileño, ecuatoriano, cubano, uruguayo, chileno, paraguayo, nicaragüense, salvadoreño, no nos dejan pensar que esta hora latinoamericana va a ceder su horizonte de realizaciones ante la agresión mancomunada de las nigromantes y los hechiceros del retroceso. Y sabemos que la difícil encrucijada económica y social no puede sortearse sin la composición de tramas políticas, económicas y culturales de alcance regional.


El ciclo abierto en el 2003, no sin titubeos, produjo una diferencia con las formas de gobernabilidad anteriores, diferencia surgida de la lectura de los acontecimientos de 2001, cuando el protagonismo popular sancionó el fin de aquellas formas. Diferencia que se percibe en sus intentos democratizadores (que van desde la modificación virtuosa de la Corte Suprema hasta la afirmación de una política de derechos humanos que retoma los reclamos de los grupos organizados por su defensa), en el tipo de encuentro que propició con los movimientos sociales (entrecruzamiento de diálogos y no de medidas represivas), en el planteo de núcleos centrales para una sociedad justa (desde la enunciación de una pendiente redistribución del ingreso hasta la extensión de los derechos jubilatorios y la reposición de la movilidad de los haberes), desde la innovación en políticas de defensa hasta la decisión de no rendir ante el altar de la crisis los sacrificios tradicionales del trabajo y del salario.


Se conocen también sus deficiencias. Existe un gran contraste entre acciones innovadoras en campos sensibles de la vida social y apoyaturas que arrastran estilos rígidos, no decididamente democráticos, de organización política. Nos referimos a una escasa renovación en los sostenes oficiales del Gobierno, cuando no a un chato horizonte de conveniencias sectoriales –encarnadas por lo general en porciones extensas del Partido Justicialista– y específicamente en el profundo error que se comete con alianzas como las de Catamarca, donde se marchó junto a la figura que gobernaba la provincia cuando sacudía al país el caso María Soledad y con las huestes de un confeso ladrón. También lo que implica la cercanía con Aldo Rico en San Miguel, para mencionar sólo los casos que más hieren. No sólo por lo que componen, también por la ausencia que revelan de otra construcción política capaz de efectuar una interpelación popular, convocar a los hombres y mujeres, a los trabajadores, a los desocupados, a los que estudian y los que crean, a apoyar y expandir una diferencia que efectivamente existe en ciertos actos y se opaca en la rutina de las antiguallas partidarias. No es casual que en las entretelas de estas alianzas de ocasión con personajes sin moral y sin conciencia, que han navegado los últimos veinte años de vida política, haya tomado cuerpo la "idea" de una "salida ordenada" del kirchnerismo, manejando figuras como el cáustico sojero Fórmula 1. Esa salida –engalanada con prefijo post– dejaría al pueblo como rehén. Se trata, en realidad, de la restauración conservadora con la misma soja al cuello pero con Hugo del Carril en la vitrola. El Gobierno se recuesta sobre una estructura partidaria que parece garantizarle un piso electoral imprescindible, sin transitar por sendas en las que se podría vislumbrar un horizonte distinto. Comprender la carencia no significa aceptar la solución como la única posible. Es, más bien, anticipar los costos a pagar.


Son temas que es necesario revisar. La dignidad de un proyecto social de cambios requiere que sus apoyos surjan convencidamente de llamados a las vertientes sociales, productivas y culturales que esperan participar en un movimiento que pueda gobernar en medio de desafíos fundamentales y vencerlos innovadoramente. Ese llamado aún no ha ocurrido aunque, como debe brotar de los pliegues críticos de la sociedad, es necesario encontrar en la sociedad civil el lenguaje y los argumentos para concretarlo. Un lenguaje sensible a una sociedad que se ha transformado y cuyas disidencias internas, sus polémicas públicas, no pueden ser explicadas sólo con la cartilla de las anteriores lecturas nacional-populares. El desafío es apropiarse de aquellas lecturas pero entramadas en una nueva y compleja realidad; de reencontrarse con los afluentes de una memoria de la justicia y la igualdad en el contexto de inéditos saltos al vacío del capitalismo actual. Es bajo esta perspectiva que reconocemos la trascendencia de lo abierto en mayo del 2003 y que no olvidamos las enormes dificultades que existían y que todavía persisten para construir un proyecto democrático y popular. Algunas izquierdas, como lo han hecho repetidamente, no atinan a dar cuenta de la singularidad de los acontecimientos. Es hora de entrelazar miradas, perspectivas, tradiciones y biografías diversas que comparten el ideal emancipatorio, intuyendo que la hora argentina reclama una fuerte toma de partido que sea capaz de enfrentar la restauración conservadora.


No queda mucho tiempo para ello. Pero reconocer las dificultades no implica bajar los brazos. Las consecuencias de un triunfo de la coalición conservadora pueden ser graves, pero este documento quiere ser de esperanza y de reagrupamiento en la lucha. Veamos: en la Ciudad de Buenos Aires está en curso una experiencia. La gobierna una derecha que con remozada gestualidad despliega destructivos ataques a las instituciones públicas de la ciudad, rastrilla las calles con anteojeras represivas y no desdeña ocasión de borrar aquello que otros pensamientos políticos habían inscripto en la vida estatal. Gobierna esa derecha por su capacidad de seducir a un electorado dispuesto al festejo de fórmulas abstractas que (ilusoriamente) resolverían problemas complejos. Pero el progresismo porteño aún merece una revisión crítica y el gobierno nacional el cuestionamiento de su escasa reflexión sobre la peculiar sensibilidad cultural y política de la ciudad. Cuando algo permanece intratado, cuando no se lo considera en su especificidad, es arrojado a un trato consignista, abstracto, reactivo. Campo fértil para las derechas, con sus maniqueísmos excluyentes. Por eso, se arriesga demasiado cuando se trata con categorías desdeñosas a una ciudadanía que puede ser complaciente y superficial, pero en ocasiones, además, díscola y crítica. También el riesgo es altísimo cuando se renuncia a considerar ciertos temas, como el de seguridad, por lo que arrastran de amenaza. Las grandes ciudades argentinas, escenarios y protagonistas de luchas emblemáticas de la historia nacional (desde las huelgas de la Semana Trágica o la Reforma Universitaria hasta el Cordobazo; desde el 17 de Octubre o la huelga del frigorífico Lisandro de la Torre hasta las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001), esas mismas ciudades han sido permeables al discurso neoliberal. Pero las ciudades anteriores persisten.


Tradiciones culturales y memorias comunitarias subyacen a la espera de una invocación política que las reavive y contenga. Nadie es dueño de la conciencia de los millones que viven, sueñan y despotrican en estas urbes. La crisis puede ser oportunidad de reabrir esa historia y para considerar los núcleos potentes de las luchas urbanas actuales: la confrontación contra la precarización del trabajo y el desempleo, el enfrentamiento contra las añejas pero actualizadas formas de opresión a las mujeres, para nombrar sólo algunas. No damos por perdida esa apuesta por arrebatar las ciudades de sus cautiverios mediáticos y sus temblores restauradores.


Cuestiones vitales como el modelo energético, el régimen de entidades financieras, el transporte ferroviario y fluvial, la explotación minera, requieren formas de desarrollo viables que no acepten fáciles composiciones con empresas transnacionales que no tienen hipótesis de preservación ambiental ni se componen con un modelo económico nacional autónomo. Es necesario actuar con criterios eficaces en torno a crear opciones económicas democráticas, donde un pragmatismo inmediatista no sustituya un proyecto más profundo de economía distributiva, proteccionismo democrático, urbanismo integrador e inclusivo y ordenamientos normativos que impidan la rapiña de recursos. Esto requeriría de instituciones estatales con capacidad de desplegar políticas públicas, con efectiva llegada a todo el territorio nacional. Pero sabemos que, si entre los méritos del ciclo abierto en el 2003 está el de resituar la importancia del Estado, también es claro que el realmente existente no está a la altura de esa relevancia.


Se han desplegado, sin embargo, considerables apoyos a los compromisos científicos sustantivos, expandiendo la investigación, los presupuestos a ella destinados e incentivando la innovación intelectual en la vida social productiva. En este mismo itinerario, queda pendiente la renovación de las fuentes de la reflexión crítica sobre estas materias, sin esquematismos ni fervores momentáneos que demoren el encuentro de los grandes núcleos de acción intelectual creativa en torno a la ciencia, el arte, el urbanismo, los medios de comunicación, el lenguaje, el diseño y las tecnologías. La creación del Ministerio de Cultura de la Nación, capaz de articularse con el de Ciencia y Tecnología, permitiría pensar la inteligencia y la creatividad sociales en conjunto, no como secciones estancas de acciones nómadas.


Por todo esto, llamamos a ejercer el derecho de crítica autónoma dentro de un gran campo de apoyo a los aspectos realizativos que ha encarnado el gobierno nacional. El momento lo reclama. No somos partisanos de una axiomática y binaria contradicción fundamental, aun cuando reconozcamos que las situaciones críticas conllevan, a nuestro pesar, un borramiento de matices. Debe haber distintas variantes y situaciones para los pensamientos críticos. Pero tampoco el Gobierno es ese manojo irreversible de contradicciones obtusas que a diario nos propone la vasta maquinaria mediática que lo envía al patíbulo en miles de minutos diarios de televisión, acudiendo a las doctrinas ubicuas del escándalo y el odio, en uno de los momentos más graves de irracionalismo asustadizo y de no tan encubiertos racismos que haya vivido la sociedad argentina contemporánea. Esa ofensiva de una derecha agromediática que no deja nada por tocar ni ensuciar, que corta rutas y agita conspiraciones, nos persuade de la decisiva importancia que adquiere no solamente la defensa de la legitimidad democrática sino, más hondo y grave, del decisivo entrelazamiento de un proyecto popular con el destino del Gobierno. Desatar el nudo que une ambas perspectivas constituye un error cuyo costo puede ser desmesuradamente elevado; imaginar que la caída de lo inaugurado en el 2003 puede ensanchar el horizonte popular y nacional es no sólo una gigantesca quimera sino una perturbadora irresponsabilidad histórica de los que todavía no comprenden el carácter y la dimensión del peligro restaurador.


La restauración tiene sus antenas y tentáculos preparados para aprovechar los deficientes reconocimientos mutuos que hemos tenido entre aquellos que en el pasado compartimos horas decisivas para constituir una fuerza popular transformadora desde distintas vertientes de la historia argentina. Llamamos entonces a que consideren favorablemente estas ideas, precisamente los compañeros de las izquierdas, de las corrientes nacional-populares, de los libertarismos, de los autonomismos y de los socialismos. Es imprescindible que sigan realizando observaciones críticas a las que siempre les otorgamos credibilidad, pero también les proponemos que las integren a un seno común aunque heterogéneo de opiniones situado ante la urgencia de oponerse a la restauración conservadora. Pero no menos imprescindible es que se constituya una gran fuerza autónoma que recorra las diversas experiencias de transformación social y las devuelva a la esfera pública de un modo movilizador, renovado y creíble. Allí radica una de las apuestas sin la que resulta casi inimaginable la profundización popular de un proyecto democrático que vino a renovar las lenguas políticas en un tiempo dominado por las clausuras y las desesperanzas.


Llamamos a actuar contra la restauración conservadora de un modo creativo, inhibiendo su diseminación con argumentos sutiles y masivos, que pongan en evidencia su auténtica impostura, su anacronismo y la amenaza que suponen a cualquier forma de redención social, defendiendo los aspectos progresivos de la actual situación y haciendo explícitas las reservas, a modo de un necesario reencaminamiento de las acciones políticas populares. Llamamos a no dejarnos sorprender por el clima de desprecio que crean los operadores de una crisis anunciada, que es el ensueño de las viejas fuerzas del Orden con pañuelito de seda al cuello, gozando ahora de la masividad mediática con que instalaron el partido del miedo. Llamamos a retirarnos de la quietud y a no quedar atados al comprensible malestar por los enredos que poseen muchos de los recorridos políticos de la hora. Porque la aparente claridad de los restauradores traerá al país los capítulos ya conocidos de la pasividad cívica, el descompromiso con el trabajo colectivo, la mediocridad política y el predominio de los círculos áulicos que operan en el servicialismo a los más oscuros poderes imperiales, cuyo resultado previsible es la multiplicación de la desigualdad, su marca más auténtica.


En estos meses, se desplegará una contienda electoral que tendrá mucho de plebiscito respecto de las políticas gubernamentales, que en algunos casos presentan deficiencias pero que configuran acciones reparatorias para una sociedad dañada. Las rutinas electorales –con sus desfiles de espantajos y sus diatribas mutuas– serían insufladas de otro entusiasmo si se las dota de un carácter programático. De un programa en el que la defensa de los derechos humanos, la consideración de la seguridad sin reduccionismos represivos, políticas de retención de las rentas extraordinarias, estrategias de apoyo a la producción, proyectos educativos que promuevan sujetos autónomos e inclusión social, políticas de salud enraizadas en las vastas necesidades populares, la profundización de la integración regional, la preservación ambiental (incluidos los glaciares) y el debido cumplimiento de las aún pocas leyes existentes que reconocen los derechos de los pueblos indígenas, no puedan ser expurgados ni menoscabados. Por otro lado, también se estará debatiendo una de las más radicales medidas de distribución cultural: una ley que impulsa la democratización del sistema de medios de comunicación. El proyecto, surgido de intercambios y consultas, estará recorriendo los vericuetos del debate en la sociedad civil antes de su trato parlamentario. No serán, no son, tiempos fáciles, portan una nitidez casi dolorosa y exigen renovadas pasiones. Muestran que no hay para el pueblo argentino "salida ordenada" contra la restauración conservadora. ¡Profundicemos los cambios! Ese es nuestro llamado.

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A Sergio Bergman. Hugo Presman

¿Sabes una cosa Sergio? No te reconozco. Y sin embargo estás igual. La misma kipa multicolor. La misma buena oratoria. Tu rostro joven. Si. Estás igual que cuando pedías justicia por las victimas del criminal atentado contra la AMIA. Ahí en Plaza Lavalle frente a tribunales. Cuando eras un referente de Memoria Activa. Junto a Diana Malamud y Laura Guinzberg. Pasó mucho tiempo. Por eso tal vez se me confunden los tantos. Pero si mal no recuerdo te referenciabas en Marshall Meyer, el rabino que acompañaba a las madres en los años de plomo, en sus rondas alrededor de la Pirámide de Mayo. Aquel al que un día se le acercó un padre cuya hija estaba desaparecida y le dijo: Marshall¿ Que haces aquí? ¿ Tenes un hijo desaparecido? No le respondió. Estoy aquí porque vos tenes un hijo desaparecido.

Estás igual y sin embargo no te reconozco a pesar de la misma kipa multicolor. Dejaste Plaza Lavalle y reapareciste en la Plaza del Congreso colocándote en el palco a la derecha de Blumberg. Cambiaste a la libertad del himno repetida tres veces por la seguridad por triplicado. Y eso no es muy republicano. Aunque entonces aún no habías adherido al discurso del democratismo vacío. Marshall Meyer ya no te guiaba. Ahora te seducía el falso ingeniero. Y la prensa del establishment empezó a darte espacio. Ahora te buscaban, hacías declaraciones, te convertías en un referente moral. Aunque para ello estuvieras rodeado de admiradores del terrorismo de estado, de la mano dura. Lejos quedaban los lunes poco concurridos de Plaza Lavalle. Ya no estas en Memoria Activa. Ahora militas en Amnesia Activa. Nada de lunes sin gente y sin prensa. Velas y medios. Buscaste la cobertura del cristianismo institucional: Bergoglio, Marcó. Escribiste un libro, El Manifiesto Cívico Argentino que parece una versión actual de los manuales de educación democrática, materia que se implementó a partir de la Revolución Fusiladora. Para que el pueblo no cayera nuevamente en una dictadura. Ahí también se hablaba de república y democracia mientras se proscribían a las mayorías populares. No se podía, sin cometer un delito, mencionar a Perón, Eva Perón, Partido Justicialista. No tenían voz los millones que lo respaldaban. Pero los Bergman de entonces hablaban de la segunda tiranía. Y los que se decían democráticos y revolucionarios eran entre otros tus socios actuales Sergio: la Sociedad Rural, el diario La Nación, la Iglesia Institucional, las franjas de clase media que miraban despectivamente a los cabecitas negras que tenían el tupé de gozar de derechos solo reservados hasta entonces a otros sectores. ¿ Sabes Sergio que los cabecitas negras han sido discriminados, aquí, en nuestra argentina, como los judíos los han sido en otras sociedades? Y vos Sergio, el que tenía como referente a Marshall Meyer, al humanismo judío, el de la kipa multicolor, hoy bendecís a muchos de los discriminadores. Hablás de nuestros hermanos del campo. No te referís a los peones rurales. A los pequeños y medianos propietarios por fuera del modelo sojero, a los campesinos sin tierras o expropiados de la zona no pampeana. A ellos no los ves. Los "hermanos del campo" son Biolcatti, Miguens, Llambías, Grobocopatel. Te convocan a dar charlas de la Mesa de Enlace junto a Vicente Massot, el sólido cuadro intelectual y propietario de Nueva Provincia, tradicional vocero de la Marina, que justifica la tortura, defendió el terrorismo de Estado y minimizó el holocausto. ¿Será que si ese Dios en que crees, contemplara nuevamente impávido una remake de los años de plomo, vos estarías contra los que denostaban a las madres que buscaban a sus hijos? Si existe una vida después de esta, Marshall Meyer debe haberse muerto de nuevo.


Pareces la versión religiosa en envase judío de Elisa Carrió. Por eso dijiste ayer: "Hay una Argentina que puede ser República después de Néstor" "No entreguen ningún voto, ni la dignidad" "Hay que llenar las mesas para que no nos roben los votos" "Tenemos que tomar eso que aprendimos de los hermanos del campo. Hay que organizarse para defendernos. La inseguridad se resuelve con decisión política".


Créeme Sergio que no te reconozco. Aunque estés igual. Con tu kipa multicolor, tu habilidad oratoria y tu figura de joven querible. Cambiaste tu discurso y tus amigos. Tus aliados. Nunca más la marginalidad. Ahora la primera plana del establishment. Por eso dijiste ayer, en un acto contra la inseguridad que convertiste en un acto opositor, que no hay que confundir "el legado de Perón con la locura de Nerón". No seas hipócrita Sergio. Vos, si hubieras sido contemporáneo y mayor de edad entre 1945 y 1955, habrías estado contra " la segunda tiranía". Preguntale sino a tus nuevos amigos. Donde estuvieron o donde se hubieran ubicados. Hubieras dicho que Perón era Nerón. Que incendiaba la República y asesinaba la democracia. Y que sus seguidores eran la barbarie. Para que se concrete la República que vos y tus aliados quieren, hay que implantar el voto calificado. Y en la lógica de ese razonamiento de democracia blanca es posible que vos como argentino de origen judío también quedes excluido.


Tanto esperar el Mesías, que te impacientaste. Tu confusión te llevó primero a encontrarlo en Blumberg y ahora en la Mesa de Enlace. Crees que Alfredo de Angeli es la reencarnación de un combatiente del Gueto de Varsovia y Elisa Carrió una continuación de los profetas.


No te reconozco Sergio Bergman. Te ha encandilado el vellocino del oro mediático. Cada vez más cerca de los poderosos. Reemplazaste el Antiguo Testamento por el diario La Nación. Cada vez más lejos de Dios si este existe. Que él, que contempló impávido Auschwitz y la Esma, los bombardeos en Gaza, en la Plaza de Mayo, las atrocidades múltiples y tus involuciones, te perdone.

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Realidades virtuales. Nueva ley de radiodifusión URGENTE por favor


Luis Bruschtein

Se supone que cada quien lee la realidad como le parece o le interesa desde su lugar en el mundo, y los medios hacen lo mismo. Pero cuando los medios coinciden en una mirada uniforme, la pretensión es que esta vez se trata de algo tan resbaladizo como la realidad.

Una forma de ver las cosas: el Gobierno les niega la segmentación de las retenciones que piden los ruralistas, el Gobierno ganó el conflicto pasado y fijó las retenciones en 35 por ciento. El Gobierno rompió el diálogo y empujó a los productores al paro y los cortes de ruta. La zona de Pergamino está al borde del quebranto –según su intendente– por las retenciones a la soja.

O se puede ver al revés. Los ruralistas piden la segmentación de las retenciones, pero ellos la rechazaron cada vez que se la ofrecieron, piden que baje la retención a la soja, pero ellos la fijaron en 35 por ciento cuando ganaron el conflicto del año pasado. Acusan de violento al Gobierno, pero ellos son los que cortan rutas con piquetes amenazantes y al borde de la histeria. Hablan de la importancia del diálogo pero lanzan un paro con duros ataques en medio de las negociaciones. Hablan de la crisis y la sequía y llevan al intendente de Pergamino a dar testimonio. Pergamino es el corazón de la soja, no tuvo sequía y la crisis le pasa a muchos kilómetros de distancia.

Y hay otros contraluces. Se puede transmitir en directo un acto en Plaza de Mayo con mínima concurrencia a favor de la pena de muerte y destacar en primera plana los discursos que contraponen la inseguridad con los derechos humanos. Y al mismo tiempo darle mínima atención mediática a la movilización de cientos de miles de personas en todo el país el 24 de marzo.

Lo que se ve en la pantalla, lo que se lee en los diarios y se escucha en las radios tiene la pretensión de ser la voz "general", lo que piensan "todos", la mirada y el pensamiento "de la sociedad". Los medios no son "la gente", pero pujan como si lo fueran para tratar de convertirse en su identidad, un ser social. Y sin embargo, pese a toda la campaña que desplegaron sobre la inseguridad, la convocatoria que lograron fue mínima. Pese a la persistente y sistemática acción de subestimación y desgaste de la problemática de los derechos humanos y sin la más mínima convocatoria mediática, los actos por el 24 de marzo tuvieron una asistencia aun mayor que en otros años.

La realidad no se dirime tampoco en la matemática de los actos. La sensación de inseguridad está instalada en las clases medias y altas urbanas, aunque la asistencia a esos actos fuera mínima. Y el mal humor entre los productores rurales se mantiene aunque no vayan a los cortes de ruta ni asistan a los actos de la Mesa de Enlace. Pero la realidad virtual plantea el escenario más crispado de todos, el más violento e intolerante, retoma pulsaciones que se agitan en distintos planos de la sociedad y las proyecta a un estado de máxima exasperación. La asamblea de obispos advirtió sobre la reverberancia de este clima volcánico pero evitó referirse ni lejanamente a esa exacerbación mediática uniforme que se incrementó en los últimos años.

Las experiencias históricas en circunstancias donde los medios siguieron esta misma mecánica de realidades virtuales crispadas y extremas, como después del golpe del '55, antes del golpe contra Illia en el '66 o durante la Guerra de Malvinas, demostraron que incluso los grupos sociales que son llevados a esa exasperación o los que la expresan se repliegan después de un tiempo, y reflexionan sobre los excesos violentos del antiperonismo, la implacable exageración de los ataques contra Illia o los discursos patrioteros y demagógicos del '82. Es imposible olvidarse, esconder o maquillar ese pasado porque quedó plasmado en los medios de la época que fueron sus principales instigadores. Ellos son la prueba de aquellos pecados que ahora avergüenzan, como haber participado en una horda de linchamiento.

Es interesante que en esos tres ejemplos históricos los signos políticos se entrecrucen. Lo que fue usado contra el peronismo en el '55, después fue usado contra los radicales en el '66. Y en el '82 sirvió para alimentar ilusoriamente a la dictadura. Bien disfrazado, pero nunca a favor de una buena causa.

Cuando esa realidad virtual habla en nombre de toda la sociedad, en realidad deja fuera a un amplio sector que se relaciona de otra manera con ella. La relación de los sectores pobres con esa construcción mediática es diferente de la de los grupos medios y altos porque sus intereses son sus necesidades básicas, inmediatas y concretas que los medios no le resuelven. No ven programas políticos y como grupo social casi no aparecen en los medios. Cuando lo hacen es por lo general en situaciones denigratorias, en las notas policiales, como nota antropológica de la pobreza o de menosprecio político. No se produce un vínculo identitario tan fuerte como el que se crea entre los medios y las capas medias. En general tratan de interpretar a este amplio, y podría decirse mayoritario, grupo social con la idiosincrasia de las capas medias o altas.

Cuando los medios hablan en nombre de todos, incluyendo a los pobres, en realidad los desconocen. Los subordinan a una visión de la realidad sin saber exactamente cuáles son los puntos de contacto que tienen con ella. En una sociedad compartimentada como la que dejó la dictadura y luego el neoliberalismo menemista y delarruista, los pobres tienen poca visibilidad social. Pero las elecciones, como las del próximo 28 de junio, constituyen uno de los escasos momentos de afloración, donde algunos de sus deseos se hacen públicos para el resto de la sociedad.

Esa irrupción puede coincidir con el consenso mediático establecido. Pero es muy probable también que lo contradiga. Y en cualquiera de los dos casos, lo hará por razones diferentes a las de esta especie de sentido común supuestamente aceptado por todo el mundo. El lenguaje de los medios da por sabida, descontada y obvia la derrota del Gobierno en las próximas elecciones por el éxodo de las capas medias urbanas y rurales. Más que en el análisis, es la sensación que está en lo coloquial de los comentarios políticos, en la necesidad de proyectar un mensaje que hable en nombre de todos. El kirchnerismo asegura que los pobres no acompañaron ese derrotero de las capas medias y los más optimistas se preguntan hasta qué punto ese proceso en las capas medias es tan homogéneo.

Sin la intención de hacer pronósticos, sino solamente para hacer una especulación sobre el discurso mediático: suponiendo que los resultados estuvieran más cerca de esa expectativa del oficialismo aunque fuera en forma parcial, la realidad se habría expresado de una manera mucho más compleja que ese discurso tan cerrado. Estaría demandando el esfuerzo de una mirada un poco más profunda. La pregunta es hasta qué punto la realidad incidiría para modificar un discurso mediático que se construyó sobre una verdad inapelable que en este caso sería cuestionada.

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Como te mienten los periodistas mediáticos sacando la realidad de contexto. NUEVA LEY DE RADIODIFUSIÓN YA.

Nuevo diccionario de la derecha criolla
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Fernando D´addario

Bases: 1) Neologismo que designa a pequeños y medianos propietarios de tierras de la Pampa húmeda, reunidos en asambleas al costado de las rutas. Como vanguardia de la causa campesina, imponen condiciones a la burocracia sindical de su sector, expresada en la Federación Agraria Argentina, y consensúan la agenda pública con sus nuevos socios, los también revolucionarios dirigentes de la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales Argentinas. Algunos, "autoconvocados" o "foquistas", tienen una marcada afinidad política con la franja ultraizquierdista Carbap. 2) Arcaísmo que definió, en algún momento, a conjuntos de personas que ejercían actividades políticas o sostenían postulados ideológicos sin ostentar cargo partidario alguno.


Borocotización: Pirueta espuria a través de la cual un político de la oposición es cooptado por el oficialismo. Se excluye de esta categorización a todo movimiento ejercido en sentido inverso. Para aludir a los realineamientos políticos de Julio Cobos y Felipe Solá, entre otros, se sugiere acudir a la expresión "sinceramiento de las convicciones".


Caciques: Dícese de los hombres fuertes de organizaciones sindicales y piqueteras. En un sentido más amplio, alude asimismo a intendentes del Conurbano bonaerense y a determinados gobernadores (sólo del PJ). En algunos casos la palabra puede ser sustituida por "caudillos", e inclusive (aún no ha sido homologada por la Real Academia) "capangas". Ver su variante positiva: Líderes.


Caos de tránsito: Desorden generalizado motivado por la presencia en el espacio público de manifestantes piqueteros, sindicales o de partidos de izquierda. De gravedad sólo comparable al "alerta meteorológico". Primo bueno: Corte de ruta.


Congreso de la Nación: Institución que ve fluctuar su legitimidad en función de la correlación de fuerzas partidarias. Cuando el número de votos se intuye favorable a los Supremos Intereses de la Nación, se acude a los honorables representantes del Pueblo como última garantía democrática. Si la pelea se vislumbra desfavorable, el Congreso pasa a ser una simple escribanía, habitada por diputados corruptos que homologan con un sello los arranques dictatoriales del Ejecutivo. En caso de peligro extremo, se recomienda cerrarlo.


Consenso: La más bella de las utopías a la que debe encomendarse todo político bien nacido. El diálogo y el debate son el único camino para zanjar las diferencias entre peronistas y radicales, ricos y pobres, Nueva Chicago y Deportivo Morón, Rial y Sofovich, taxistas y Género Humano. Otra Argentina es posible.


Corte de ruta: Reunión pacífica de productores rurales perjudicados por la política oficial. Recurso desesperado de los ruralistas para instar al diálogo y a la solución racional del problema agropecuario.


Derechos humanos: 1) Dícese del invento garantista que preserva la impunidad cotidiana de delincuentes de todo tipo: asesinos, violadores, motochorros, pungas, barrabravas, drogadictos, travestis, linyeras, piqueteros, peruanos, abortistas, etc. Su generosidad no alcanza a los "honestos contribuyentes" ni a Susana Giménez. 2) Dícese de la reminiscencia setentista inclinada a sostener únicamente la memoria de los muertos, caídos durante la época de la subversión. Ver "Garantistas".


Estado: 1) En tiempos de bonanza: Monstruo de mil cabezas, máquina de impedir, mastodonte burocrático, nido de ñoquis, foco de corrupción, nostalgia de populistas. 2) En tiempos de colapso: necesario regulador de los desequilibrios cíclicos del mercado, instrumento clave de financiamiento para las inversiones. Papá, mamá y la abuelita que cura el empacho.


Garantistas: Se designa de este modo a los jueces que, con la pueril excusa de atenerse a la ley, liberan, liberan y liberan. Quedan afuera de este ítem los jueces republicanos que durante el último gobierno militar y durante los años '90 acompañaron con sus fallos –o con su oportuno silencio– la eliminación de elementos perniciosos y la definitiva inserción del país en el mundo desarrollado.


Paro: Medida regresiva que apunta a impedir el normal desarrollo de la vida cotidiana de los argentinos. Suele estar motivado por la ambición de los caciques sindicales, preocupados por engrosar la "caja". 2) Paro docente: Exceso en las atribuciones de los maestros, que abusan de sus históricos privilegios, desechan el diálogo y toman de rehenes a nuestros niños. 3) Paro Histórico: Exitosa medida tomada por los líderes del Campo en defensa de los derechos de los pequeños productores agropecuarios.


Prensa independiente: La Reserva Moral de la Nación, a partir de la lamentable declinación de las jerarquías militares y eclesiásticas. Incorruptible y ajena a presiones políticas e intereses económicos, se erige en bastión de defensa de la institucionalidad, el derecho inalienable a la información, el diálogo político, el consenso, la seguridad jurídica, el pluralismo, la memoria completa, la sustentabilidad macroeconómica y la televisación del fútbol hasta 2080.


Servicio Militar Obligatorio: El Edén recuperado por la democracia para nuestros jóvenes en situación de riesgo. Ultima concesión a las garantías individuales, previa a la instauración de la pena de muerte.

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El pájaro negro. Nueva ley de radiodifusión URGENTE

Reflexión sobre los excesos verbales de Elisa Carrió y la crispación del escenario político.
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Sandra Russo

De un tiempo a esta parte, Elisa Carrió logró ser considerada inimputable por mucha gente, que encuentra sus vaticinios y sus diagnósticos tan arrebatados y delirantes que considera que no vale la pena ponerse a contestarle. Después de todo, es la líder de una de las principales fuerzas de oposición, e incluso cierto pudor democrático obliga a quienes vertimos opiniones a pulir los adjetivos, para evitar la épica del rechazo. Sin embargo, creo que la tensión creciente de estos días exige algunas responsabilidades en todos, y creo que hay límites que se han cruzado. Límites que tienen que ver con todo lo sufrido, con todo lo perdido colectivamente.


Hubo experiencias históricas deleznables encabezadas por gente cuya salud mental o su estabilidad emocional no estaba clara. Pero aquí no viene a cuento ni la salud mental ni la estabilidad emocional de Carrió, sino su irresponsabilidad política. La semana pasada hubo en el Congreso un acto de repudio a Carrió, protagonizado por paraguayos residentes en la Argentina, por haber negado, ella, que durante la larga dictadura de Alfredo Stroessner hubo persecución, tortura y asesinatos de opositores. En un proyecto de declaración, se habló de "negacionismo", incluyendo en la figura la negación del Holocausto que hizo el obispo Williamson. ¿Por qué negar el asesinato de judíos en el régimen nazi es más grave que negar el asesinato de opositores en la dictadura de Stroessner?

El 24 de enero, en la revista Noticias, Carrió, en una de esas comparaciones forzadas que intenta dibujar para repartirlas entre la hinchada gustosa de repetir lo que no entiende y aquello de lo que no sabe nada, asimiló a Néstor Kirchner con Stroessner.

–Usted compara a Kirchner con el dictador paraguayo Alfredo Stroessner. ¿Esa comparación no es violenta y exagerada? –le preguntó el periodista.

–No. Respondo a una técnica política objetiva –respondió ella.

–En la dictadura de Stroessner hubo desaparecidos y violencia política, Carrió –le sugirió el periodista.

–No. No mandó a matar a opositores. Controlaba el aparato político con los liberales, los medios de comunicación, la policía, el contrabando y la aduana. Yo vivía a 300 kilómetros del Paraguay. La libertad de prensa estaba limitada. Gobernaban manejando el narcotráfico y dinero ilegal de autos. Esto es muy parecido al Paraguay de Stroessner. Es una semidictadura –finalizó la líder de la Coalición Cívica.

En el Congreso, la semana pasada, Martín Almada, dirigente de derechos humanos paraguayos, declaró como "infames" los dichos de Carrió. Según la Comisión de la Verdad y la Justicia del Paraguay, entre 1954 y 1989 hubo en ese país 423 opositores asesinados, 336 desaparecidos y 59 fusilamientos extrajudiciales. ¿Por qué hay que callarse estas desmesuras? ¿Por qué dispensar a esta mujer de tantos disparates, multiplicados por radio y televisión como si no fueran lo que son, deformaciones, sino opiniones basadas en la razón y el pensamiento?

Cada tanto vuelve con la idea de que los Kirchner "terminarán como Chauchescu", el dictador rumano que fue ejecutado junto a su esposa por hordas enfurecidas. Y no se trata de una asociación casual ni temeraria, tratándose de esa mujer que llevó durante años una cruz colgada del cuello, intentando ser la esposa de Dios (¡de quién menos!), y ahora enarbola para sus acólitos sus banderas de veneno y desprecio absoluto por la verdad.
Sin un ápice de racionalidad política, Carrió se dedica, en la actual escena política argentina, a ser la más crispada y ensordecida por sus propias voces interiores. En el comunicado conjunto que presentaron ayer la Coalición Cívica y la UCR sobre la decisión de coparticipar las retenciones a la soja, Carrió y Gerardo Morales afirmaron que "es otra declaración de guerra al campo. Y en esta guerra el Gobierno quiere sumar a su ejército a gobernadores e intendentes".
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Acá no hay ninguna guerra, ni ningún ejército, ni debe haberlo. Lo que hay es un increíble consentimiento opositor para poner en el vocabulario colectivo palabras inspiradas en la muerte y una sensación general e inexplicable de seguir dándole crédito público a una figura política autoabortada, como es Carrió. No puede seguir diciendo cualquier cosa, cuando todo lo que se le ocurre huele al deseo tanático de hacer flamear su bandera personal sobre un caos con el que colabora proactivamente desde hace años. Y Morales... no debería apelar a esas palabras el presidente de un partido que abandonó anticipadamente el gobierno hace unos pocos años, con un saldo de más de treinta compatriotas muertos.
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Ahora o tal vez nunca. Nueva ley de radiodifusión UREGENTE por nuestra salud mental

Eduardo Aliverti

Las siguientes líneas versan sobre un tema que a la mayoría de esta sociedad le importa un pito. Aclarémoslo de entrada, porque de lo contrario habría quienes puedan pensar, con todo derecho, que el periodista perdió relación con la realidad. O por lo menos, con la realidad que le interesa a esa mayoría.


Los factores de ese desinterés son diferentes pero concurrentes. Más a muy pocos que a muchos puede ocurrírseles ubicar en un lugar privilegiado de sus inquietudes cotidianas el punto de quiénes manejan la radio y la televisión. Y si acaso es modificable. Es un tema al que pueden dedicarse quienes tienen resuelto con alguna comodidad las urgencias coyunturales. También es cierto que, para que la cuestión pudiese alcanzar algún nivel de atracción popular o clasemediera (sobre todo esto último), se necesitaría que los medios habilitasen su difusión y debate con el mismo encomio que le dedican a los profundos pensamientos de Susana Giménez, a la batalla de egos entre Riquelme y Maradona o a que sus periodistas circunspectos pongan cara de "qué nos pasa a los argentinos", sólo por ejemplo. Y, sobre llovido mojado, hay una crisis internacional de la hostia, elecciones adelantadas, ruralistas otra vez de paro y en las rutas, rabinos que comparan a Kirchner con Nerón, curas que convocan a la pena de muerte y, en fin, un clima generalizado de expectativas desfavorables. Por tanto, el intento de someter a discusión pública el proyecto de nueva ley de comunicación audiovisual tiene tanto de loable como de destino dudoso, por fuera de algunos ámbitos muy específicos. Los multimedios, y alguno muy en particular, no quieren saber absolutamente nada de debate alguno porque, aun cuando saliesen airosos en los números parlamentarios, el sólo hecho de abrir un cotejo de ideas dejaría desnudos sus intereses corporativos. Algunos obrarán ninguneando y otros, como ya ocurrió esta semana, saldrán con los tapones de punta a decir que se trata de amordazar a la prensa y/o que, en todo caso, el momento de crispación que se vive no es lo más adecuado para discutir qué se hace con la radio y la televisión. Nadie saldrá a decirles que hace 25 años que "no es el momento", y si sale lo ignorarán. La batalla, entonces, se dirimirá en el Congreso si es que la propuesta aterriza allí, con el enorme riesgo de que tanto legislador sensible a los generosos aportes críticos de los medios independientes termine tumbando la ley. Si en la reyerta por la 125 jugó la especulación de con qué cara volverían a sus ciudades y pueblos en caso de no acompañar al "campo", imaginemos el frío que les correrá por la espalda de sólo pensar lo que les espera si votan en contra del interés de los emporios mediáticos. En síntesis, se sale con dos o tres goles abajo, desde el vestuario, por la enormidad de una correlación de fuerzas desfavorable, en la que se conjugan el poder de una prensa virtualmente monopólica con la flaquísima percepción social acerca de que los medios de masas son decisivos en la determinación de cómo se vive, de qué se consume, de cómo se piensa, de qué se actúa. Y todo esto, sin contar siquiera como hipotético que el oficialismo, más allá de que la propuesta está muy bien elaborada, no esté dispuesto a que la ley pueda ser usada como prenda de cambio para favores electorales.


Bajo semejante panorama hay dos probabilidades: taparse con la frazada de la cabeza a los pies porque no se advierten chances objetivas de continuar avanzando, o dar la pelea en la seguridad de que merece ser dada, porque los medios son una herramienta estratégica de cualquier construcción política que se precie de tal. El firmante no comparte que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Se lucha y se pierde tranquilamente. Pero es irrebatible que nunca se gana si jamás se lucha, y ésta es una lid que se justifica. Sería espantoso que los kioscos narcisistas de la progresía política e intelectual le sacasen el cuerpo a que, tras un cuarto de siglo, pueda derrotarse a la ley que los milicos y sus amanuenses civiles (es al revés, en realidad) nos dejaron como rémora casi invicta, como no sea por modificaciones que encima sirvieron para profundizar sus negociados de comunicación concentrada. Sería lamentable que la izquierda no comprendiese como tácticamente imprescindible el consolidar un campo de acción mucho mejor que el actual, para desarrollar un crecimiento concreto a través del manejo mediático. Sería imperdonable seguir recluidos en divagues retóricos, a la espera de la revolución proletaria universal, en lugar de aprovechar para ocupar lugares. Sería todo eso porque ratificaría que la vocación de poder se acaba en proyectos personalistas, y en acaparamiento de tribus de centros de estudiantes de la facultad, y en dar conferencias. Sería todo eso porque avalaría que lo progre y lo rebelde no sabría qué hacer con medios de comunicación propios y afines, por falta de capacitación pero, antes, por ausencia de claridad conceptual.


¿Qué carajo puede cuestionársele, con honestidad ideológica, a que dos tercios del espectro de radio y televisión puedan quedar en manos del sector público, de organizaciones sociales, de universidades, de cooperativas, de sindicatos? ¿Cómo se hace para no estar en contra de que un único permisionario tenga en la misma zona de influencia el diario, la radio, el canal abierto, el canal de cable? ¿Cómo hacemos para oponernos a que haya la posibilidad de que el fútbol no sea un gueto pago manejado por una corporación de atorrantes? ¿Qué decimos? ¿Que no hay que hacerle el juego al kirchnerismo? ¿Y qué cazzo nos tiene que importar el kirchnerismo, que al fin y al cabo no es más que una circunstancia de la disputa interburguesa, si quedan favorecidas condiciones objetivas de ocupación de espacios? Pero más que eso, en lógica de carácter transitivo: ¿entonces le hacemos el juego a Clarín, para ejemplificarlo con alguna cabeza de turco emblemática? ¿Eso vamos a hacer? ¿Vamos a detenernos para siempre en que este mismo gobierno es el que le renovó la licencia televisiva a ese grupo, y el que visteó la fusión de sus empresas de cable, y el que se dio cuenta recién ahora –como la rata en su momento– de que sale muy caro lo barato de comprar medios y periodistas como concepto de política comunicacional? Vamos: se puede reparar en eso para no comer vidrio, pero no paralizarse en eso. Porque quedar paralítico ahí es ser funcional a los intereses del sistema.


Siempre Gramsci, después de todo. Con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. La inteligencia da, para volver al comienzo, que esto le importa más bien a nadie. Y la voluntad es la inteligencia de que hay que aprovechar. Aun si se pierde, será mejor que haberse dedicado a masturbaciones de sectas y proyectos individualistas.

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NUEVA LEY DE RADIODIFUSIÓN URGENTE POR FAVOR

Para tener en cuenta quienes están a favor de los grandes grupos concentrados y el poder de mercado fumigador de ideologías y golpista. No sólo ver los políticos de hoy sinó también los periodistas de esos grupos concentrados que representan los intereses de sus empresas y conveniencias "democráticas".
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"Polémica" por el proyecto de ley presentado por el Gobierno. Un debate radiodifundido
.Elisa Carrió, Silvana Giúdice y Gerardo Morales consideraron "un dislate" discutir en este contexto una norma sobre medios audiovisuales. Macri coincidió. En cambio, Pino Solanas, Martín Sabbatella, Hugo Yasky, entre otros, apoyaron la iniciativa.
Por
Martín Piqué

El debate ya está instalado. Apenas pasaron dos días de la presentación de "la propuesta de ley de servicios audiovisuales" en el Teatro Argentino de La Plata, y los sectores interesados en la discusión comenzaron a moverse con rapidez. Ayer coincidieron las críticas de Mauricio Macri con una conferencia de prensa organizada por la Coalición Cívica y el radicalismo en el Instituto Hannah Arendt, el centro de capacitación fundado por Elisa Carrió. En su aparición ante la prensa, Carrió estuvo acompañada por el senador Gerardo Morales y la diputada Silvana Giúdice, titular de la Comisión de Libertad de Expresión. Los tres cuestionaron en duros términos al proyecto presentado por la Presidenta. Dijeron que la iniciativa busca "cercenar la libertad de expresión y la prensa" y convocaron a "una gran movilización de los medios y los comunicadores para evitar semejante atropello". Carrió realizó una definición que disparó una fuerte polémica con dirigentes del kirchnerismo y la centroizquierda no oficialista. "No tendremos problemas en defender a los grandes grupos económicos si es para defender la libertad de prensa", aseguró.

En la conferencia de prensa, Carrió, Morales y Giúdice consideraron "un dislate" que el oficialismo promueva el debate de una nueva ley de Radiodifusión cuando se está a las puertas de una campaña electoral. "Con esta ley la Argentina se va a convertir en la Venezuela de Chávez. Van a ser perseguidos todos los medios de comunicación, sin excepción", advirtió Morales. Giúdice aseguró que la iniciativa del Ejecutivo otorgará al Gobierno "discrecionalidad absoluta" a la hora de adjudicar licencias. "En vez de una ley que impulse la pluralidad, lo que se está haciendo es cercenar los derechos de algunos y direccionar el negocio", aseguró Giúdici.

Morales también puso el acento en los permisos que el proyecto le otorgaría a las empresas telefónicas para participar en los medios audiovisuales, lo que iría "en perjuicio de los canales del interior" del país. En su tono habitual, Carrió insistió en los "peligros que implica la iniciativa. Sin prensa independiente, ninguna de las voces que están llorando y clamando en la Argentina van a tener pantalla".

También el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, se manifestó en contra de que justo ahora se abra el debate para reemplazar al decreto-ley 22.285 impuesto por la dictadura. "La Argentina merece un debate sobre la radiodifusión, pero no en este momento y en este contexto. Es una chicana", se limitó a opinar.

Los dichos de la oposición, sobre todo la frase de Carrió sobre los grandes grupos económicos, impulsaron un debate que ya se instaló en los medios y que promete seguir a través de foros organizados a lo largo del país. Como parte de esa discusión, dirigentes y legisladores salieron a hacer pública su postura. Algunos fueron consultados por Página/12, otros hicieron circular su posición por iniciativa propia.

Hugo Yasky, el secretario general de la CTA, salió al cruce. "Con esas declaraciones, Carrió, Morales y el coro de voces que van a clamar al cielo en nombre de una falsa democracia y libertad, lo que están haciendo es sacarse la careta y defender descaradamente una ley que viene de la dictadura. Que además fue cuestionada por aquellos diputados que encarnaron, como Alfredo Bravo, el espíritu de lo que fue el ARI. A confesión de parte, relevo de pruebas. La señora Carrió reconoce que está defendiendo los intereses de los grandes grupos económicos. La libertad de prensa es aquella que garantiza a los más débiles, a la comunidad, acceder a la información y a la palabra como un derecho. La CTA convoca a participar en todo el país del debate por la defensa de la nueva ley."

Por su parte Martín Sabbatella, intendente de Morón, aseguró que "Lilita ya no sorprende más. Con tal de quedar bien con el establishment y con los sectores concentrados del poder, en la carrera desesperada por agradar al poder económico, ya no tiene límites. Desde Encuentro estamos absolutamente de acuerdo con el proyecto. Está claro lo que representa. Lo estamos estudiando, pero todo lo que empezamos a ver muestra que está en sintonía con los 21 puntos de la Coalición por una Radiodifusión Democrática."

Para Pino Solanas, dirigente de Proyecto Sur, "es necesario desmontar la poderosa red de multimedios, controlada por grupos empresarios como Clarín, Telefónica y el grupo Vila-Manzano. Menos de veinte ejecutivos y empresarios manejan alrededor de doscientos medios, deciden cuáles son los temas que les tienen que interesar a los argentinos y manipulan las ideas de millones de personas en función de intereses particulares."

"Con brutal honestidad y coherencia, las manifestaciones de Carrió reflejan cuál es la propuesta de país que tiene, que es defender los intereses que expresan los sectores más poderosos y concentrados de la Argentina", respondió Patricia Vaca Narvaja, diputada del FpV. "Lo suyo es la defensa de una ley que viene de la dictadura. El proyecto oficial, si promueve algo, es la participación y la democratización. Que los que no tienen recursos también tengan derecho a hacerse oír y recibir toda la información", defendió.

El secretario de Derechos Humanos de la CGT, Julio Piumato, prefirió el ataque: "Las declaraciones de Carrió, Morales y Giúdice son exabruptos de quienes son meros muñequitos de cartón de los grandes grupos económicos, entre los que se encuentran los multimedios. Los mueven con piolines y responden a sus mandantes. La legislación vigente en materia de Radiodifusión tiene que derogarse porque tiene el mismo sentido monopólico que tenía la dictadura militar."

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NUEVA LEY DE RADIODIFUSIÓN URGENTE POR FAVOR

Con las Madres, en la Plaza
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(Tortas, trans, travestis y putos del pueblo)

Estamos buscando a lxs compañerxs. Nos propusimos buscar, investigar, armar nuestra propia lista de desaparecidos putos, tortas y travestis, cuya primera lista, seguramente incompleta, daremos a conocer el 24 de marzo del año entrante.

El colectivo de la diversidad sexual siempre fue ignorado en el raconto de las víctimas del terrorismo de Estado, al punto tal que no existe registro de la cantidad de compañerxs desaparecidos o asesinados o presos por la dictadura, siendo que, junto a los judíos, los putos y las tortas fueron los más sádicamente torturados.

Luego llegó el alfonsinismo y su nefasta teoría de los dos demonios, en la cual no sólo se despojó de su ideología a las víctimas sino que además se los igualó con los victimarios. Y se les negó su sexualidad también.

El religioso Marshall Meyer, integrante de la Conadep, le aseguró a Carlos Jáuregui en los '80 que la lista de putos o tortas desaparecidos ascendía a 400 compañerxs, pero por presiones del ala católica de la APDH fueron negados en el Nunca Más, cuyo prólogo escrito por el ex invitado a la mesa de Jorge Rafael Videla, Ernesto Sabato, es una apología de la teoría de los dos demonios. Sólo se conocen los nombres de 19 putos asesinados entre 1982 y 1983 por un grupo de tareas de la dictadura denominado "Comando Cóndor". También hace poco se supo la existencia de travestis torturadas en el Pozo de Arana, lugar donde desaparecieron los estudiantes de la Noche de los Lápices.

Por todo esto es que invitamos a organizaciones hermanas del colectivo de la diversidad sexual, a putos, tortas, travestis, transexuales, bisexuales e intersexuales, a acompañarnos para que de una vez por todas los compañerxs dejen de ser invisibles y más desaparecidos que nunca.

Por eso te invitamos a vos y a tus amigos a venir con nosotrxs ese día tan especial, porque si no recuperamos a nuestros caídos, no damos la cara por ellos, nunca vamos a poder luchar por un futuro mejor para todxs.

Para vivir y amar libremente en un país liberado.

¡Compañeros putos, tortas y travestis detenidos, asesinados y desaparecidos, presentes!

¡30.000 compañeros y compañeras detenidos/desaparecidos, presentes!

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Nueva ley de radiodifusión URGENTE POR FAVOR.

El bazar
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Alfredo Zaiat

La caída del Muro de Wall Street no sólo ha dejado desnudo al rey finanzas desregulada, que los líderes de los países del G-20 tratarán de travestir en la cumbre de Londres el 1º y 2 de abril próximo. También ha dejado en evidencia el derrumbe de modelos económicos presentados como exitosos durante décadas por parte del discurso dominante. No pocos intelectuales locales y del exterior han destacado la experiencia irlandesa por su apertura a mercados, modernización y limitación del Estado, desarrollo de la industria de servicios tecnológicos, disminución de las tasas impositivas, bajos aranceles a la importación, desregulación, afluencia de capitales extranjeros y mejora en la educación. Afirmaban que Irlanda había logrado acceder a los más altos puestos en los índices de libertad económica y transparencia, así como también a ser prototipo institucional para otros países.La crisis global ha sacudido ese modelo exitoso devastando su economía y tejido social.


Uno de los representantes de esa corriente de pensamiento vulgar es el periodista Andrés Oppenheimer, que escribió Cuentos chinos. El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América Latina. Ese libro es una guía ineludible para descubrir la exposición de falacias y lugares comunes que en las últimas décadas se han impuesto en sociedades vulnerables y con escasa densidad nacional. Hoy adquiere mayor dimensión porque revela su tosquedad, comportamiento que ha sido imitado por no pocos analistas y economistas locales. "No hay razones biológicas por las cuales los países de América latina no puedan copiar varias de sus recetas (las irlandesas) y convertirse en éxitos económicos parecidos", pontificó Oppenheimer. La crisis global exhibió la fragilidad de ese milagro, con un saldo desolador: el crecimiento de Irlanda es negativo y el desempleo a fin de este año podría llegar al 14 por ciento de la fuerza laboral (4,3, en 2006). El gobierno ha tenido que garantizar los depósitos bancarios por 105 mil millones de dólares, nacionalizó el Anglo Irish Bank y aprobó un rescate de entidades por unos 7500 millones de dólares. Irlanda, joya del nuevo modernismo, vive momentos de zozobra: su déficit fiscal ya supera el 6 por ciento del PBI y llegaría al 11 este año. El gobierno quiere reducir el salario de los empleados públicos. El emblema del triunfo de la economía de los tigres celtas, el empresario Patrick Rocca, se suicidó.


Irlanda no es el único modelo exitoso vendido en el bazar de la economía global que ha terminado en la mesa de saldos. Islandia, país que fuera considerado por la ONU como el mejor para vivir en todo el mundo, ahora padece desempleo, parálisis económica, incapacidad para pagar y bancarrota. En una crónica del diario El País de Madrid se menciona que "los islandeses se debaten hoy entre echarle la culpa al gobierno, por haber desregulado las leyes de manera tal que todo valía, o a los banqueros, cuya extravagancia era observada por el resto de los ciudadanos en las fiestas espontáneas que montaban en los bares de Reikjavik, la capital, donde consumían champán a 1000 euros la botella como si fuera cerveza".

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También ha quedado sepultado el milagro económico de los países de Europa del Este, que luego de librarse del régimen comunista soviético ingresaron en el fascinante mundo del consumo capitalista y ahora están al borde de la ruina por la desregulación, elevado endeudamiento y apertura económica.
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A una velocidad impresionante han sido cascoteados los faros que iluminaban el sendero a transitar para arribar al puerto del paraíso de la economía. Los abanderados del pensamiento neoliberal se han quedado sin referencias en la feria de las naciones, aunque no lo admiten y como patrullas perdidas alienadas siguen postulando lo mismo que se ha revelado como un fracaso global. En ese bazar todavía les quedan algunas piezas para seguir batallando acerca de modelos económicos a imitar. Entre ellas sobresale la de Chile. La estabilidad política y la evolución positiva de variables macroeconómicas se presentan como el marco preferido del modelo exitoso chileno. Los admiradores de esa experiencia ocultan que gran parte de la estabilidad fiscal e incluso la posibilidad de constituir un fondo anticíclico se encuentra en que el Estado ha retenido gran parte de la inmensa renta proveniente de la explotación del cobre.
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Tampoco se expone que ese modelo ha avanzado como pocos en la privatización del sistema de salud, educación y previsional, dejando a las mayorías en una situación de elevada vulnerabilidad por el desmantelamiento de los sistemas sociales públicos. La pobreza ha descendido en las últimas décadas, pero la desigualdad no ha registrado la misma tendencia. Al respecto, vale destacar que tanto los índice de pobreza como de desigualdad son relevantes y la superación de uno no involucra necesariamente mejorar el otro. Por caso, si en una sociedad todos sus integrantes son igualmente pobres la desigualdad es cero, pero si uno de ellos recibe una transferencia externa de modo que le permita superar esa condición, reduciría la pobreza pero aumentaría la desigualdad.
Dante Contreras, doctor en Economía por la Universidad de California, sostiene en Distribución del ingreso en Chile. Nueve hechos y algunos mitos, que ese país "es una de las economías con mayor desigualdad en el mundo". Explica que "la economía chilena ha sido caracterizada en los últimos años como una de rápido crecimiento y desigual distribución del ingreso. En este contexto, varias investigaciones muestran que la distribución de los ingresos en Chile es una de las más desiguales en el mundo, pero que dicha desigualdad se ha mantenido relativamente estable desde una perspectiva de largo plazo". Otro especialista, Andrés Velasco, doctor en Economía de la Universidad de Columbia, sostiene en Crecimiento económico en Chile: mitos, preguntas y certezas (muy pocas), que ese país está preso de la evolución del precio del cobre. "Cada vez que cae, en el período siguiente se desacelera el crecimiento en Chile", apunta, para agregar que "si uno mira a otros países exportadores de materia prima con economías más diversificadas, eso no ocurre". Otro dato relevante sobre el modelo chileno es que pese a los abultados ingresos brindados por la renta del cobre, no ha podido avanzar en su desarrollo industrial con incorporación de valor agregado. Además del cobre, que representa del 35 al 40 por ciento de las ventas externas, la canasta exportadora chilena está compuesta básicamente por pescado fresco y congelado (salmón), harina de pescado, uvas frescas, vinos y madera.
La crisis global brinda la oportunidad para romper con esa particular tendencia de los voceros del discurso hegemónico doméstico de proponer la copia de modelos externos supuestamente exitosos. Uno de los grandes aportes que ofrece la caída del Muro de Wall Street es que los ha dejado huérfanos, aunque todavía se resisten a velar a sus padres. Se presentan las condiciones para avanzar en lo que Dani Rodrik, profesor de economía política de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, plantea: "El reto está en proveer un grupo alternativo de lineamientos para la definición de políticas sin caer en la trampa de promulgar otro modelo impráctico más, supuestamente correcto para todos los países en todo momento". Esta idea está presentada en el artículo "Y después del neoliberalismo, ¿qué?", publicado en 2002, donde Rodrik señala que "los antecedentes sugieren que son dos las estrategias en las que debe anclarse un programa de crecimiento adecuado: una estrategia de inversión diseñada para darle un impulso inicial al crecimiento en el corto plazo y una estrategia de construcción de instituciones diseñada para darle resistencia a la economía para enfrentar situaciones adversas". La economía argentina se encuentra en esa segunda etapa frente a la crisis global, trayecto que requiere dejar de mirar modelos que fueron y ya no son y apostar a espacios para la audacia en la gestión gubernamental e institucional y en la política participativa en el diseño de una estrategia de desarrollo propia a nivel nacional y regional.
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LOS LADOS DEL MOSTRADOR Y LAS PALABRAS. Hugo Presman

El descubrir que el mostrador tiene dos lados es el primer paso en el intento de entender la realidad. Están los ingenuos que lo ignoran. Están los intencionados que establecen una identidad de intereses entre acreedores y deudores, entre el amo y el esclavo, entre el explotador y el explotado. Y están los cipayos que sirven a los intereses contrarios al país bajo la mascarada de un conocimiento aséptico.

En toda relación, hay algunos puntos en común e intereses contradictorios y muchas veces enfrentados. Empleador y empleado tienen en común la permanencia de la empresa para el empresario y de la fuente de ocupación para el empleado. Lo separa, entre otras cosas, que los aumentos de sueldo puede reducir la tasa de ganancias.


Todo esto es una elementalidad que causa pudor explicarlo. De la misma forma que los países en su desarrollo son proteccionistas y se convierten en librecambistas cuando alguna rama de su producción alcanza una diferencia significativa en eficiencia que le permite abrir su economía sobre esos productos, mientras que permanece cerrada para aquellos otros que fabrica y que no resultan competitivos.


La crisis planetaria ha puesto sobre el tapete las miserias mantenidas ocultas del llamado primer mundo, desarrolladas a la vera del discurso único hegemónico.


El tema inseguridad jurídica fue mentado hasta el cansancio en nuestro país. Los gurúes económicos y la prensa servil que actúan como la avanzada de un ejército de ocupación amedrentaron durante décadas a la población. Ahora Niall Ferguson, historiador de la Universidad de Harvard y uno de los más respetados en su país, escribió: " La idea de modificar las hipotecas horroriza a puristas legales como si fuera una violación a la santidad del contrato. Pero, hay veces en que el interés público requiere honrar la regla de la ley de incumplimiento de contrato. Durante el siglo XIX, los gobiernos cambiaban repetidamente los términos de bonos que emitían, a través de un proceso llamado "conversión"


En el establishment y su caja de resonancia que son franjas de clases medias, el sindicato y el sindicalismo son considerados malas palabras. El periodista Maximiliano Montenegro en Crítica del 28 de febrero escribió: "El dream team de los economistas ( Arow, Freeman, Blinder, Rodrik, Solow, Lawrence, Laura Tyson, Jadish Bagwati, Sachs, Thurow, y siguen las firmas), progres y ortodoxos publicaron una solicitada en la que reclaman a Obama un proyecto de ley para estimular la sindicalización de los trabajadores norteamericanos, como una política antirrecesiva. Cuentan que sólo el 7,5% de los trabajadores en Estados Unidos es miembro de un sindicato, pese a que más del 50 % manifiesta que estaría interesado a afiliarse. Atribuyen esta situación al poder de las patronales que combaten la sindicalización, a veces violando las leyes vigentes. Y estiman que la falta de negociaciones colectivas es uno de los motivos de la pésima distribución del ingreso, aún en tiempos de crecimiento, en relación a otros países desarrollados. La suba de la marea levanta todos los botes cuando el regateo entre los trabajadores y la dirección de la empresa se lleva a cabo relativamente entre partes equivalentes. En las décadas recientes, todo el poder de negociación residió en el empresariado. La actual recesión debilitará aún más la capacidad de los trabajadores para negociar individualmente. Más que nunca, los trabajadores necesitan actuar juntos, declaran. No son peronistas, ni socialistas, ni anarquistas. …..En la Argentina nostálgica de los noventa suelen asociar una mayor intervención estatal o el avance del sindicalismo como una vuelta al pasado. En EE.UU en realidad están discutiendo el futuro"


Si se sabe que el mostrador tiene dos lados, se deduce entonces que la relación de fuerzas individuales contra el poder económico es enormemente desigual, o se conoce y se simula desconocimiento, entonces es obvio que se estará en contra del sindicalismo, la negociación colectiva y la intervención del Estado como ente programador, mediador y actor económico.


Los liberales argentinos, en realidad conservadores cerriles, malos traductores pero eficientes sirvientes del imperio, son incorregibles. El analista de política internacional de La Nación, Jorge Elias escribe el 15-03-2009: " La mera aprobación de una mayor participación del Estado, cual intromisión en la actividad privada, sería contraproducente para cualquier político moderno". Se percibe que los chirolitas conservan inviolable el cassette de los noventa, con la hegemonía del pensamiento único. En cualquier momento pueden quedar atrapados bajo las piedras del Muro de Wall Street diseminados por el planeta, para que arqueólogos del futuro puedan analizar como eran los dinosaurios humanos argentinos de principios del siglo XXI .


El ensayista Alejandro Horowicz suele afirmar: "Por debajo de cierto nivel no se es de derecha o de izquierda, se es bruto simplemente"


Los propagandistas acríticos del imperio, omiten el drama de la asistencia médica en los EE.UU y la falta de cobertura de millones de norteamericanos. La crisis pone en el tapete, crónicas como esta: "En Estados Unidos, quienes dependen de los cupones de comida que entrega papá Estado no reciben más que un puñado de dólares. Pero la mayor crisis económica de las últimas décadas hace que la cifra de necesitados aumente a grandes pasos. Nunca hubo tantos estadounidenses que dependan de este tipo de cupones. La tendencia va en aumento. La lista de alimentos de Sean Callebs se asemeja a la de una dieta. -Una porción de cereales, una banana, una taza de té y faltan cuatro largas horas hasta el almuerzo, se lamenta. En un experimento que ha tenido gran repercusión en la audiencia, el periodista de la emisora CNN se propuso probar en carne propia cómo se puede vivir de los cupones de comida. O no. Sus experiencias quedan plasmadas en un blog. Ya hace un mes que intenta vivir gastando un máximo de seis dólares diarios. Casi ha logrado llegar al final, aunque en su página web, este periodista de Louisiana se queja de los permanentes ataques de hambre que lo sobresaltan. Son pocas las veces que pudo comprar verdura y fruta fresca, cuenta. Aunque de manera transitoria, Callebs corre la misma suerte que uno de cada diez estadounidenses. En septiembre pasado, 31 millones de personas veían su alimentación supeditada a los bonos.


-Son las mayores cifras de todos los tiempos, afirma Ellen Vollinger, directora de FRAC, una organización que hace lobby en Washington en contra del hambre."


Hay cerca de treinta y tres millones de norteamericanos bajo la línea de pobreza



LAS PALABRAS


Mientras la crisis económica y financiera internacional empieza a llegar al país, se produce una confluencia de nostálgicos de los noventa con émulos travestidos de la revolución libertadora, apologistas despechados del terrorismo de estado camuflados en marchas contra la inseguridad con eje aglutinante en los sectores más conservadores de los sectores agropecuarios, apoyados por una cadena mediática privada integrada por los canales de noticias, las principales radios y La Nación y Clarín como arietes que están consumando un proceso de erosión y desgaste para producir una entrega anticipada del gobierno. No son las muchas limitaciones y claudicaciones del kirchnerismo las que los amontonan, sino un discurso que les produce un rechazo visceral junto con unas cuantas medidas que han significado una ruptura con el discurso hegemónico de los noventa. Las palabras dejan al descubierto lo que pretenden ocultar. Así Felipe Solá, la pata peronista de la Triple Alianza que conforma con Macri y De Narváez escribió en Clarín del 16-03-2009: "Suponer entonces como hace este gobierno que una administración es popular porque en teoría se asienta sobre algunos sectores sociales en contra de otros, es definitivamente autoritaria, por lo tanto excluyente, fragmentaria, y en última instancia, violenta. Así hay comprensión en relación a los piquetes de beneficiarios de los planes sociales pero se cuestiona a lo que protagonizan los hombres del campo…. Más allá de declaraciones "políticamente correctas" sobre su contenido, la oportunidad de la iniciativa oficial para sancionar una nueva Ley de Radiodifusión, justamente, pone en riesgo algunas de las garantías básicas que deben regir para balancear los excesos del poder político…….Ocurre que no hay una sola señal que permita presumir que este Gobierno pretende abrir el debate sobre la radiodifusión para fortalecer un sistema de medios de comunicación privados y públicos independientes del poder político, que es en definitiva el único sentido que tendría la modificación de la ley vigente"


En estos pocos párrafos está desnudado un discurso ranciamente conservador tributario


del espíritu tradicional de la Sociedad Rural y de la defensa de la cobertura mediática del multimedios Clarín. Si a alguien le puede parecer exagerado, se puede leer la convocatoria de la Sociedad Rural de Concordia, Entre Ríos, baluarte de la defensa del modelo sojero para festejar el año de la protesta patronal que el periodista Alfredo Leuco, con desbordante entusiasmo bautizó como un nuevo 17 de octubre: "En CONCORDIA el lugar será el legendario km. 250 de la ruta 14, en el acceso a Calabacilla. Tendremos unos choripanes, y lo que gusten llevar cada uno para aportar a nuestro fogón cívico y popular. A eso de las 11 hs nos estaremos encontrando y quedaremos allí hasta alrededor de las 16 hs.


NO SE OLVIDEN: esto es además de por el campo, por nuestra Patria, por nuestras LIBERTADES hoy amenazadas por un gobierno autoritario, por nuestros HIJOS que queremos que sean personas libres y que vivan en Paz. Por la vigencia de una DEMOCRACIA PLENA con control parlamentario y división de poderes. Por el FEDERALISMO .ASI QUE A NO FALTAR, A NO QUEJARSE DESPUÉS CUANDO TE SAQUEN LO QUE ES TUYO Y TE MANDEN A COSECHAR CAFÉ CON UN BARBUDO COMO JEFE.


SALUDOS Y VIVA ENTRE RIOS , CARAJO !!!!


Un abrazo. Eduardo C. Beswick." ( Las mayúsculas son del original)


Las palabras. " Democracia plena, control parlamentario, división de poderes…Esto es además de por el campo, por nuestra Patria". Las palabras, el envoltorio, recubre otras cosas. Las verdaderas. Afirmó al presidente de la Federación Agraria Eduardo Buzzi en Clarín del 18-03-2009, Página 3: " Hagánse responsables. Esta es una discusión por plata" El fin último lo expresa Alfredo De Angeli ( Clarín 18-03-2009 Página 5): "Si no hay cero de retenciones, las rutas van a estar como el año pasado" Y luego conforme a su prédica republicana y federal amenaza: " Denunciaremos a todos lo que votan en contra"


El columnista estrella del diario La Nación que califica a Miguens, Llambías, Biolcatti, Werthein, Grobocopatel de campesinos, se irrita porque ""Hasta cuando Néstor Kirchner quiso elogiar la actitud dialoguista del campo le salió una descripción peyorativa: calificó de patronales rurales a los dirigentes" (La Nación 8-03-2009)


Como periodista que no se cansa de proclamarse independiente hace un llamado desesperado a la unidad de la oposición: "Una división entre ellos frenaría en seco la fuga de peronistas bonaerenses del kirchnerismo hacia Solá. ¿ No habían adelantado todos, incluida Margarita Stolbizer que una candidatura de Kirchner en Buenos Aires obligaría a una propuesta común de toda la oposición?¿ Están explorando ese eventual acuerdo? El otro país, lastimado y estupefacto, también los mira a ellos?" ( La Nación 15-03-2009).


El periodismo en general, utiliza el lenguaje como una forma subliminal o abierta de alineamiento. El periodista Silvio Santamaría en Crítica del 14-03-2009 escribe: "El campo volvió a las rutas, luego de una tregua esperanzadora" Es una visión romántica que superpone una concepción geográfica a un concepto político. Parece como si la tierra a ambos lados de la ruta deja su condición estática y con pies periodísticos camina virginalmente sobre el pavimento.


Hace un par de semanas en un artículo titulado "La historia en tres imágenes" sostenía que la historia tiene continuidades y rupturas y había que encontrar en el desorden aparente de los hechos el hilo de Ariadna que los une. Así las Madres de Plaza de Mayo estaban prefiguradas en el bombardeo a Plaza de Mayo para demoler el modelo de sustitución de importaciones consolidado a partir de las patas en la fuente de la nueva clase obrera el 17 de octubre de 1945. Pero a veces no solamente los hechos llevan implícitos horrores futuros, sino que también la palabra lleva en su interior el germen del futuro.


"Quiero una muerte argentina" es conocida habitualmente como la Marcha de la Libertad de la Revolución Libertadora escrita por de Manuel Rodríguez Ocampo (h.) y música de Manuel Gómez Carrillo (h) dice: En lo alto la mirada/luchemos por la patria redimida/El arma sobre el brazo/ La voz de la esperanza amanecida/ ……Y cuando el paso firme/ De la Argentina altiva de mañana/ traiga el eco sereno/ de la paz de tu sangre conquistada/ Cantarás con nosotros camarada/ de guardia allá en la gloria peregrina/ Por esta tierra de Dios tuviera/ mil veces una muerte argentina" Veintiún años después la expresión verbal de "mil veces una muerte argentina" se hizo realidad. La desaparición de personas se conoce en Europa como "La muerte argentina"


En la sociedad quedan acumulados toneladas de ideología donde se entrecruza la pena de muerte clandestina del terrorismo de Estado y las ilusiones nunca perdidas de la década del noventa de ser una colonia próspera con el mundo aplaudiendo y una franja de argentinos convirtiendo, vía turismo, al planeta en un pañuelo. Ya no recuerdan como ese pañuelo de poco sirvió cuando todo implosionó y el vértigo del descenso los llevó, por algunos meses, a salir de la burbuja en que viven.


Ahí está ahora la farándula pidiendo pena de muerte y añorando los noventa y "la seguridad" de la dictadura establishment- militar con un apoyo que atraviesa a las clases sociales. Cacho Castaña, capaz de escribir notables tangos como "Garganta con arena" o "Café La Humedad" y a su vez declarar brutalmente: "Hay que agarrar los fierros. Si a mi me matan a mi mujer o a mis hijos, saco una itaka y no paro de matar gente….¿Te van a ir con la democracia, con los derechos humanos? No. Acá con trescientos ladrillos solucionamos todo. Trescientos ladrillos nada más. Hay que hacer un paredoncito y listo" En los noventa, Castaña fue menemista.


Una de las promotoras de la marcha del miércoles 18 de marzo es Constanza Guglielmi, hija del General Alejandro Guglielmi, acusado por su participación en el centro clandestino conocido como El Campito. Elisa Carrió, la articuladora política del desenfreno verborrágico, afirmó como una versión femenina de Tinelli: "Siento la desesperación y el miedo de mucha gente, porque literalmente se mata en la calle" (Crítica 17-03-2009).


Y con prudencia republicana, democrática y ética, el principal referente de la oposición se deslizó por su práctica preferida, la de los vaticinios: " Es posible el escenario de comicios presidenciales anticipados". No es que esto efectivamente no pueda suceder, pero es de una enorme irresponsabilidad el manejo desaprensivo de un hecho institucional de semejante envergadura y su impacto sobre la economía.


Es la derecha brutal que viene por una revancha. Cuando disimula, adopta ciertos métodos de los sectores populares- el corte de ruta-, se apropia de algunos slogan caros al progresismo como " El pueblo unido, jamás será vencido" o " Si esto no es el pueblo, el pueblo donde está". Disfraza sus políticas de fundamentalismo de mercado con campañas publicitarias a favor de la salud y educación pública que desprecia y abandona, porque no forman parte de las demandas de la mayoría de sus votantes.


Si le interesa que desaparezcan los baches en forma tan obsesiva como la forma en que ignora la carencia de los insumos hospitalarios y los salarios de los docentes. Paradojalmente se tiende a que el guardapolvo blanco que fue el símbolo de la igualdad, hoy sea casi un certificado de pobreza.



LOS LADOS DEL MOSTRADOR Y LAS PALABRAS


Es grave no saber, en el siempre difuso escenario de la realidad, de que lado del mostrador están los mejores- no los óptimos-, aquellos que con contradicciones ostensibles defienden los intereses de los sectores mayoritarios. Las palabras sirven para ocultar, muchas veces, los verdaderos objetivos. Desentrañar el revés de la trama es una aventura tan complicada como apasionante. Desde una torre de cristal, desde un modelo de país en el que me gustaría vivir, estaría lejos de las fuerzas que se despliegan a ambos lados del mostrador. Pero como dice Serrat, uno no elige el tiempo en que le toca vivir. No hay más tiempo que este. Y en este presente se está dibujando el futuro. Discernir que políticas nos acercan a él y cuales en su nombre nos remiten a otras décadas de dolorosos recuerdos, es lo que se está jugando. Y la decisión está muy lejos de ser un juego.

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Gracias por estar








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Gorilas Argentinos

Pajarito Comecocos

La Mierda Oficialista

Pino Qué Te Pasó ??

La Mesa Criolla

Los une el es pando

Garzón es Argentino

Pino y Doña Rosa contra los bloggeros que no piensan como él (un escándalo)


Nace UnaSur. Agarrate Catalina. Néstor Por Siempre

El hombre que nunca dejó de ser un niño

Quisiera que me recuerden

Llegaremos a tiempo. Si Pingüino Querido. ¡¡Si!!

Treinta mil

Hasta Siempre Néstor

Liliana Felipe

Dame un candidato. Barragán. Je



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